viernes, 13 de febrero de 2009

8.- Un mal lugar para despertar


-Miren, miren se esta levantando!
-Coloquen algo para evitar que abra la reja, de prisa.

Lo ultimo que recuerdo fue un golpe certero en mi nuca, un golpe que me dejo inconsciente, un golpe que me quito toda esperanza.
Abrí mis ojos por completo, las imágenes eran borrosas al principio, se oía mucha bulla.
Cuando me percate de donde estaba por un instante preferí haber muerto.
Decenas de rostros con dientes afilados y haciendo gestos de disgusto me veían, yo en cambio, a pesar del pavor que me invadió en ese momento, no permití que supiesen que sentía, mi mirada era vacía e indiferente.
Se acerco un vampiro alto, muy alto, de barba larga y blanca con cabellos largos pero en el centro carecía de ellos.

-El echo de que sigas con vida es voluntad nuestra, queremos que ambos nos expliquen ciertas cosas, que nos digan que paso, todo, sin perder ningún detalle y después decidiremos que hacer contigo.
-Ambos dices?, donde esta la muchacha, la vampira Zoila?
-Descansa en su habitación, cuando ella despierte confrontaremos a los dos.

A pesar de todo ese olor a sangre de animal que podía percibir, diferencie aquel que me erizaba la piel cuando lo percibía, se acercaba una silueta que en pocos segundo se acerco hacia mi jaula, era Zoila.

-Por favor, no lo dañen, ese joven licántropo fue el que me salvo, gracias a el sigo con vida, el puso en riesgo la suya con tal de salvarme, no me explico porque, pero es cierto. Patriarca Van, por favor déjenlo irse.
-Te salvo la vida dices muchacha?, a ambos los encontramos inconscientes…

Aquel anciano le estaba explican algunas cosas a Zoila, mientras tanto sentía como poco a poco se desvanecían sus voces, sentí como si hielo recorriese mis venas en vez de sangre, empecé a ver borroso de nuevo y comencé a saltar dentro de mi jaula, tomaba los barrotes con fuerza, pensando en torcerlos y salir a luchar contra ellos, era obvio que me acabarían, pero no podía controlarme.

-Esta aflorando su lado bestia, dijo un vampiro.

Muchos asistieron con la cabeza, muchos también no despegaban la mirada de mi presencia, para muchos quizá era la primera vez que veían a un licántropo, para otros era muy extraño ver a uno después de tanto tiempo.

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Ella estaba encima mío, me sostenía por los brazos, contra la pared, poco a poco fui recobrando el conocimiento, al voltear vi la jaula con los barrotes doblados, vi a todos los vampiros jóvenes rodeándonos, muy agitados y algunos rasguñados, no se que paso exactamente, pero al verle el rostro a Zoila pude notar sus lagrimas.
Poco a poco sentía dolor y mas dolor, al fijarme en mi cuerpo pude notar alguna que otra herida.

-Esto es sorprendente, dijo Van, ella ha podido calmar al licántropo, a pesar de todo, lo que decía era cierto, ella tenia razón, ella pudo hacerlo.
-Aléjate de ella, niña.

Al fondo de aquella gran habitación se veía a un ser alado, después de pocos segundos recordé su rostro, fue el chico que vi aquella vez, la primera que me cruce con ese maldito vatico.

-Vuelve a hacer un comentario similar y yo misma me encargare de degollarte infante del demonio!

Pude notar mucha cólera en el rostro de Zoila mientras me sujetaba con fuerza.
Se me ocurrió algo que quizá funcionaria.

-Suéltame.
-Estas loco
-Suéltame que estoy incomodo prometo tratar de controlarme, pero permanece a mi lado.

Zoila giro el rostro para ver a aquel anciano, el negó con la cabeza, peor Zoila poco a poco fue aflojando sus manos, mientras aquel anciano convertía su rostro en un mar de disgusto.

-Como diablos pudimos salir vivo, fueron estos seres los que fueron a nuestro rescate?
-Solo los encontramos, dijo el anciano
-Mi hermano, aquel infante del fondo de la sala, me dijo que vieron pasar a una bruja con dirección al bosque, algunos curiosos la siguieron, dos pequeños vieron como el licántropo era atacado por un robusto humano, al ver pasar a la bruja por su cabeza, este soltó al licántropo y empezó a perseguirla, ellos regresaron y pidieron ayuda, cuando llegaron yacíamos ambos en el suelo.

Una bruja, una maldita bruja fue la que le dio aquellos poderes a es humano, si había un bruja, si era ese tipo de bruja con ese poder para dárselo a mas humanos, a mas cazadores, estábamos perdidos, ambas razas, todas las razas distintas de la tierra donde vivíamos estaban amenazadas.
Aun conservaban aquellos rostros tan amenazantes a mi alrededor, los únicos que estaban calmados eran aquel anciano, Zoila y también el muchacho alado hermano de Zoila.
Permanecí un largo tiempo en silencio, pensé mucho, no sabia si decirles lo que sabia de aquel vatico, ni siquiera sabia si ellos tenia algún conocimiento de aquel humano tan aterrador. Solté palabras vacilantes, sin significado alguno, muchos se acercaron para escuchar, otros se preguntaban que fue lo que había dicho, en realidad nada…

-Te soltaremos joven licántropo, pero así como te trajimos, ahora debemos vendarte los ojos, llenaremos tus fosas nasales con algodón y cierto perfume para abandonarte en el interior del bosque, no podemos correr ningún riesgo, no podemos permitir que sepas nuestra ubicación, y ahora que conoces nuestros rostros ni siquiera podemos permitir que nos vuelvas a ver, te iras pero debes prometer que no contaras nada, nadie sabrá que estuviste aquí. Se que no eres como muchos de nosotros pensábamos, si que han cambiado mucho.

Aquel anciano dio media vuelta, hizo un ademan con las manos y unos jóvenes se me acercaron, no supe como reaccionar, pero ellos tampoco, atinaron a darle la venda a Zoila que fue quien me la puso.

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